Niña Migraña el lunes 28

miércoles, 30 de enero de 2008

Hay dolores que no puedo -aunque me acuchille con mi voluntad- disimular.
Uno de ellos es el "dolor de cabeza" del que hacía tiempo no me molestaba tanto como éstos últimos días.
Fuerte, empezó el sábado, pero entre placebo y placebo llegó a mera molestia nomás.

El domingo, volvió.
(obvio)

Sin embargo y bajo las instrucciones de la llamada volundad, decidí ignorarlo.
Es de esos dolores insoportables por cierto. En donde sentís que si respirás un poquito más fuerte, la conexión entre las venas de tu nariz y los "valla uno a saber cómo se llaman" venitas de mi cabeza, me daban la sensación de que todo dentro del cráneo es una inmensa red que se tironea y sensible al fin se va a cortar y estallar en mil pedacitos.
Esta bien, mi gelatina funciona así.

Además de que mi comportamiento de Niña Migraña no es el mejor.
Es lógico, a falta de cabeza -razón- mi sensibilidad explota por los poros y mis labios especialmente.
Muchas atrocidades se piensan-dicen cuando uno está tan sensible.

En esos días nos deberían colgar -sí ellos- un cartelito en el pecho que diga: "No molestar", "o aténgase a las consecuencias"..."no hay reclamos"...y una infinidad de justificaciones en letra pequeña....

El lunes después de que el dolor me hiciera apoyar la cabeza en la almohada del domingo y desear morirme antes de sentir todooos y cada uno de los enlaces cerebrales posibles...decidí descanzar.
(muchos preguntarán ¿de qué descanzas!!? rta: de nada).

Cuando me levanté de la siesta del lunes (y habiendo avisado en la Bibliotk que mi mente migraña y mi idiotez del 180%) no me dejaba respirar..sus gritos de idiotez lo colmaron al 200%.
Tiene la capacidad nata de hacer poner todo en peores condiciones.
Su capa de antisensibilidad o de hipersenibilidad-mal-direccionada es tan poderosa que cualquier mortal se siente poca cosa ante su poderío y su vasto despliegue palabril.
Es corta y de mal actuar.
A veces me gustaría filmarla y mostrarle una retrospectiva de su forma de ser..quizás así se de cuenta de que la vida es eso: un boomerang.

Pero bueno, a fin de cuentas se hace lo que ella quiere.

Después de llamados mal realizados y escuchados de a oidas (sepan entender a ésta escriba que con tamaña migraña, puede resultar mil veces fatalista) mi cerebro latiendo y una lluvia de días que aún no se quería calmar, tratando de coordinar (cosa que ella no puede en ese estado) dispuso a mi beneficio ir al Docto.

Con un mareo envolvente cerebral subí a cambiarme, mis manos torpes, los ojos chinos sezgados ante tanto dolor, las piernas que no medían distancias y el tiempo en mi contra, salí de casa y ella amotinada, delante. Una cuadra y media me llevaba de ventaja.
Cuando lograba levantar la cabeza la veía cada vez más lejos y tomando el peor camino.
Pero a ella no le importaba, o sí, pero se hacía la superada.

Es increíble cómo la mente ejerce tanto poder.
Me costaba caminar, era totalmente conciente de que no caminaba en línea recta y como mi barrio aún está en construcción ir por la vereda es imposible.
Zigzagueaba en la calle mientras cada diez segundos contados cerebralmente levantaba la vista para ver si algún auto se acercaba.
El ejercicio de: caminar mirando los pies+levantar la cabeza cada 10 segundos+pispear por dónde iba ella, me servía de algún modo de aliciente para llegar más rápido y desconcentrarme de mi propia cabeza (fuente del dolor).

A dos cuadras de casa, llegando a 9 de julio (hago la aclaración por Pachaniña) noto que en vez de seguir el camino seguro (ese que tanto me machacaron seguir) decide irse por una zona turbia y oscura.
Iba a gritarle que no fuera por allí, pero escucharía una sermoneada a la distancia de sus ya 50 años.
No sé si fue la hipersensibilidad o qué, pero desde que crucé 9 de julio tuve todo el tiempo la sensación de que algo malo iba a pasar, que no tenía que ir por allí y que irremediablemente ya no podía hacer nada.

En un momento pensé en correr -de algún modo- ya que el mareo y dolor no me dejaban coordinar mucho; y decirle que se volviera sóla a casa, que yo iba al Doc y si llegaba, llegaba. Pero cuando me había decidido al fin, la vista se abrió rápidamente; mis oidos empezaron a escuchar conversaciones de susurros y la paranoia me invadió.

No podía creer lo que estaba pasando, era como en los sueños en donde todo pasa con un tiempo distinto del normal, en donde uno puede ver las acciones un segundo antes de que pasen e incluso manerar ciertos factores.

Iba ella una cuadra y media delante mío, por Aristóbulo del Valle, caminando por la vereda de mano derecha en donde se encuentran los últimos monoblocks del Covimet.
Yo iba por la misma calle a mano izquierda, observando todo como si fuera una devoradora de instantes. El dolor ya latía por sí mismo. Sin embargo la sensación de miedo + paranoia era superior.

Miro a los personajes: la calle asfaltada&embarrada; el sol molesto de tantas nubes; ella cruzando la calle azúl (sí porque tooodos los carteles de esa calle tienen acento), sacando la tarjeta para el colectivo; yo coordinando paso tras paso para tratar de llegar a la parada de Azúl y Aristóbulo; un chico que en la vereda de enfrente (por Aristóbulo) viene con dos bolsas de un negocio deportivo llenas y cargadas con una mano hacia la espalda; un chico de lentes de sol que dobla por la esquina azúl empalmando Aristóbulo y tres chicos de remera negra en la vereda izquierda -mi lado- que se susurran y empujándose se muestran entre sí un arma negra debajo de la remera.

En ese instante entré en una especie de sueño.

Mi cuerpo estallaba por el mareo, el dolor de cabeza no me dejaba abrir bien los ojos y sin embargo los oidos escuchaban cada detalle que pasaba en la calle.
El grupito de tres se disuelve, dos de ellos me miran y el tercero se vuelve a una casa en donde un grupo numeroso lo esperaba, simultáneamente ella llegaba a la parada, un auto doblaba y pasaba al lado mío, el chico de lentes seguía caminando y el chico de las bolsas me miró.
Por la cabeza me pasaron mil cosas.
Que si grito y vienen, que si la llamo y le hacen algo, que por qué no le hice gestos al auto, que por qué no le grito al chico de las bolsas para que corra, que por qué no puedo coordinar y salir corriendo, que por qué hice contacto visual con ese grupo, que por qué mierda le hice caso a ella, que por qué ella eligió ese camino sabiendo que dos veces ya le habían hecho daño, que por qué justo a las cincoymedia de la tarde, que por qué justo cuando mi cabeza estallaba y por qué justo decidieron a él y sus bolsas de deportes y no a mí y mi cartera...

Sin embargo el tiempo se había detenido, mientras miré la situación el momento pasaba en dos tiempos distintos.
Por un lado los hechos que se movían como cuando ponen en una película la cámara rápida y el personaje se queda en el medio observando todo a su alrrededor.
Por otro lado, yo y mi dolor.

Me dí vuelta y ví como éstos dos chicos armados agarraban uno por delante -deteniéndole el paso- y el otro por el costado, manoteando las bolsas al chico de la vereda de enfrente, mientras le apoyaban el arma al costado izquierdo de la panza y el chico les hablaba mostrándoles lo que había en las bolsas.

En ese momento puse la fuerza que no tenía e intenté caminar rápido.
Puse intenté, ya que aún no sé si realmente pude hacerlo.
Me daba la sensación, cual sueño, en donde uno intenta hacer algo y no sale, pensaba en ella todo el tiempo, rogaba que se diera vuelta y viera la situación, pero no.
Todo ésto pasó en media cuadra antes de llegar a la parada de colectivo.

De pronto empiezo a sentir que el cuerpo no me responde. me miraba las manos y las veía como si tuvieran una nube encima, no distinguía los dedos, sentía que el pecho se me cerraba y que no había aire alrrededor, no podía respirar tosí, tosí bien fuerte y las piernas no podían seguir caminando, las rodillas me temblaban y las manos frías se sacudían mientras intentaba pronunciar alguna palabra y no podía. Me desesperé.
No podía hacer nada estaba inmovilizada a mitad de la calle y con los ladrones armados a media cuadra.
No sé de dónde apareció una señora y me hablaba, me preguntaba qué me pasaba y yo no podía contestarle y ella que preguntaba y yo que no podía respirar, hasta que el pecho se me terminó cerrando y empecé a llorar de la desesperación, me sentía respirar ahogada y no podía gritar ni articular sonidos.
La señora preocupada empezó a preguntarme más alto qué me pasaba, y a llamar a la gente que había alrrededor...
La única persona que había cruzando la calle y tranquilamente en la parada de colectivos dándome la espalda era ella.

Se acercó y me gritaba preguntándome qué me pasaba ahora.
Nunca la odie tanto en mi vida como en ese momento.
Tenía tantos deseos de que se callara y me dejara en paz que no podía parar de llorar de la impotencia.
La señora me agarró de la mano y me preguntó de vuelta qué es lo que me pasó.
Mientras ella le decía que me dolía la cabeza y que íbamos al médico.
Pasaron unos segundos y les dije: "lo robaron, al chico de atrás mío, lo robaron con un arma"

Cuando la señora mira para atrás, buscando al chico y ella mira hacia la parada -fijándose que no se le pasara el maldito colectivo- aparece el chico de las bolsas de deportes cruzándo la calle -bolsas en mano- para ver qué me pasaba.

Ella le decía a la señora que ya la habían asaltado dos veces en el mismo lugar, los mismos chicos. Mientras el chico me decía: "señora, tranquilícese, éstos ratas a mí no me hacen nada, si yo soy chorro también y porque no ande ahora con el arma se creen que me pueden hacer algo, mientras abría las bolsas de deportes apoyadas en el suelo y me mostraba, diciendo: vé si yo ahora estoy pidiendo, y éstos ratis se creen que me pueden hacer algo, yo vivo allá en el Pablo VI, y voy a venir con mis amigos a cagarlos a trompadas a los ratis esos..tranquila, mire que no me han hecho nada". La señora también hablaba y nos decía que a su hijo lo habían agarrado y lo habían llevado golpeándolo no sé cuántas cuadras, y diciendo "gracias a dios no pasó nada" ... "si fuera por eso mi hijo también tendría que andar con un arma" y frases por el estilo.

El chico de las bolsas de deportes se va.
La señora me dice que me tranquilice y se va también diciéndome "dios te bendiga" (o algo así). Y ella me dice: "ya está, dale que se nos pasa el colectivo".

En la parada me daba asco mirarla.
Y mientras intentaba hilvanar alguna idea la cabeza me latía como nunca antes. El dolor se había agudizado y no podía parar de llorar.
Justo llega el colectivo, vienen dos. Le pregunto a ella, cuál tomamos? (ya que no veía los números) y ella me dice: "no sé, cualquiera, igual a esta altura no vamos a llegar".
Tomamos el segundo, una chica iba delante mío y sube primero -ya que le dí el paso y no me le crucé- mientras ella desde atrás me dice: "dale, no ves que no llegamos?"
(puede ser una estupidez, pero que se enoje también porque no me adelanté a la chica....)

Me subí y me senté en los asientos de cuatro, dándole la espalda a la máquina de monedas, las lágrimas seguían cayendo...y me sentía el bufoncito de todo el colectivo. Pensaba cuántas historias se iban a inventar todos esos pasajeros a causa de mis lágrimas.
Mi vista nublada, favorecía que la velocidad por el acceso que tomó el colectivo se grabara en mi memoria como si fuera una película.

Evité su cara en todo el trayecto. No sabía bien de qué era capaz de hacer o decir.
La odié mucho.
Y me juré nunca ser como ella.

Bajamos del colectivo y me dió la mano, para ayudarme, ya que vió que el mareo no me dejaba coordinar bien. Estabamos a una cuadra del consultorio.
Me dice: dale! hace un esfuerzo por lo menos, falta poco y no vamos a llegar.

Caminé al ritmo que mi cuerpo podía ir, sin contestarle, sin mirarla siquiera.

LLegamos al consultorio y me senté. Las lágrimas no dejaban de salir. Tenía mucha bronca, estaba muy dolida, decepcionada, enojada, débil y adolorida.
Había mensajeado a Grix para verlo, él andaba en el centro también y lo necesitaba.

Entramos al consultorio. Ella se hacía la estrella. Mientras el Doc me preguntaba y me recetaba pastillas e inyecciones.

Salimos y estaba Grix.
Nunca me hizo tan feliz verlo. Lo necesitaba tanto.

Bajamos y el Doc se había olvidado de darme una de las recetas.
Ella se volvió a buscar la receta y le conté lo que pasó a Grix, entre llantos (ocvio, ya que aún no podía parar de lagrimear).

Ella llega y sabe que tenemos que ir en busca de una farmacia e inyectable. No piensa, no sabe, no coordina, su ceguera visceral la hace parecer una estúpida. Mientas mi mente latente empieza a caminar a calle Colón.
Ella camina delante nuestro, sin dirección exacta.
Yo atrás apoyada en sus brazos intentaba seguir, mientras el odio que sentía hacia ella se iba transformándo en lástima.
Llegamos a Mitre y Colón. Ella se queda en la esquina y yo cruzo hacia el este, viniendo a la farmacia, ella viene detrás nuestro.

Compramos, vamos al inyectable. Me coloca la inyección una señora grande. Yo estaba adolorida de más y mareada, él me guiaba; ella iba detrás. Volvemos a Patricias a esperar el colectivo y llegar por fin a casa...

Ellos sienten que me hundo en el pozo, yo siento que su ayuda no me sirve.

Mi fatalismo en el colectivo me hace pensar...y a través de un emisario le digo: "te quiero y te odio".

Me juré nunca ser como ella.

Ella se justifica: "no importa cómo, ¿lo hicimos o no?, ya está" Sí, sí ya sé...Don Nicolás, golpea la puerta; mientras lo miro y le digo: "no querido Nicolás, no está nada..."

15 Espacio del Transeúnte:

Anónimo dijo...

cosas como ESA me hacen doler la cabeza

daniela dijo...

mañana a la mañana limpio la pile...te quiero el viernes TODO el día en casa, eh? puede señorita?

nos vamos a cebar unos mates que ni se imagina...

besitos en la frente!

Narciso Inane dijo...

Che, Berry, me acordé del cuadro de Frida Kahlo que podés ver acá

http://www.espacioblog.com/educador_13/post/2007/09/05/genial-frida-kahlo

Es buenísimo!

Una pregunta: Ella, ¿es tu madre?

Abrazos!

Go /

Berrysand dijo...

sip,es... y si no lo fuera..también...y si fuera yo misma, también...y si fuera un invento también...

Gengibre dijo...

muy buenas tardes señorita! (aunque desconozco en que hora del día usted vaya a leer esto)

No se da una idea, de la alegría inmensa que nos otorgó a Vinagre (mi colega y compañero de aventuras) y a mi, al pasar por nuestro blog, y recordar con tanto detalle el suceso del simpático ser violaceo que asomaba su narizota por el hueco del árbol. Nos dejó sorprendidos, ya que no recordábamos haber comentado a alguien dicha actividad, con la que dimos por inaugurado a G.L.A.D.I.O.L.O.

¿Sería usted tan amable de comentarnos cómo se enteró de nuestra existencia y de la del blog, qué sucedió aquel día de octubre en el que usted divisó al violeta, cuál es su nombre, o cómo podemos saber quien es usted y que relación puede llegar a tener con nosotros?

Disculpe si la molestamos con nuestras inoportunas preguntas, pero le repito que nos ha dejado asombrados, alegrados e intrigados.

Sin más que agregar a este comentario que dejo en su blog me despido.

Atte.

Gengibre

Plagas Festival dijo...

No tengo idea del cuerpo de este post ya que no lo leí aún, pero me lo imagino por el título ya que ayer justo hablábamos de eso. Yo te dije lo que pensaba, así que no tiene sentido decir nada. Al fin y al cabo de la policía, este comentario mío está de más ya que no tengo nada para decir, como tampoco en mi blog, como tampoco en mi cuaderno.
Igual te quiero fresa con peras...

Anónimo dijo...

Excelente relato. Impecable. Es que, a pesar de estar TODO mal no pierde objetividad, no es escandaloso ni distorsionado.
Incluso podría tranquilamente ser una denuncia policial, una consolta al psicólogo o una entrada a un gran blog.
Puedo hacer una historia con berrie entrando llorando al bondi?

Anónimo dijo...

Lo siento Berry.
Beso y hacele caso a Flavia.

Llanura Pampeana dijo...

¿Es habitual lo de las migrañas?

Saludos


Año nuevo (hace rato, jajaja), post nuevo. Péguese una vuelta por la llanura que acá nadie muerde.

Ceci Fernandez dijo...

Niña Migraña... me gustó eso...=)

Abeja dijo...

Yo pense que era una especie de "yo" separado... la parte de una que siempre jode con hacer las cosas y que la otra parte de una odia sobremanera... como sea, animo!!!

Fragaria Vesca dijo...

Niña: Ojalá amainen los ataques de migraña. Sé perfectamente de qué habla. Ese daño, lamentablemente, no me es extraño. Respire hondo. Dése un buen baño. Saludos analgésicos.

godsize dijo...

No sufro de migrañas, pero me las imagino como los heraldos negros de césar vallejo. No sé si seré extremista, soy más bien miedoso.

ani. dijo...

Tarde.
Qué puedo decir...



Es duro. Prefiero callarme.
Un beso grande.

Anónimo dijo...

Dejé una reacción a este artículo en mi sitio, espero que te guste. :-)

 
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