Siesta: 28/4... bolitas hinchadas por sapos tóxicos

lunes, 30 de abril de 2007



Y... los cataclismos suelen ser así. De día y tras noches perfectas querés todo más intensamente.


Proximidades hacen raíces oscuras que siempre aferras y todo es íntimamente proporcional. A mayor hervor, más burbujas y por ello menos agua que nos entibie los pies.
Los cuadrados con los que suelo jugar son propios en mí soledad negada-existente, sin embargo le hecho la culpa a la proximidad.


A uno no lo pisan más cuando esta gacho, sino que uno se permite enmugrecerse más cuando ya esta desplanchado.
Los embates propios y siempre sonantes hoy tuvieron ecos en vos. Perdí la cautela.
Me quejo en tu auto_violencia por el re_frenado deseo de evitar caer (y por eso busco no estar sola) en la red de hilos transparentes –esa nada-. Dicho mil y una vez más: siempre tropiezo con la certeza que las bolitas me exigen_hacen buscar.
En el fondo –no patio- sé cuán valiosa es esa nada. Pero, ellos no me permiten disfrutarla... nada más que en pequeñas dosis.

La terminalidad existenciaria los afecta sólo culturalmente.
El recuerdo y acuerdo de tu madre era en vistas del propio ciclo vital, que hoy me impones a mí. El otro caso es más dramático, aún en noches llorosas sé que la llamás.
Cuando el sol te hierve pensaste en su inexistencia corpórea y eso alentó el deseo de modificarte. Buscas una contingencia para necesitar cambiar.

Ahora que pasó el temblor lo sentís, el polvo hace que letra tras letra la caja duela menos.
Sabías a qué respuestas ibas a enfrentarte y aún así pensaste la posibilidad de lo otro, pero algo positivo ya habita en vos, el hecho que no tomaste la posibilidad como queja y lanza en su contra...viste eso: el león rugió y mostró la palabra opción_puerta. Vos hoy no la hachaste y tomaste un pedazo astillado para terminar de matarlo.

Pequeños cristales de gelatina de manzana son los que resonaban en la coctelera de la caja hoy. Es un simple sabor clásico que atravesada siempre es y será cíclico.
Te encanta llegar a los límites y producirte mil embates simultáneos para ver cómo la gelatina reacciona. Es su aparente transparencia y forma a la que tratas de disolver con tu propia saliva.
El jueguito es claro. Obviamente el factor externo es el que en éste caso tendría que haberse dado cuenta de los límites propios del juego. En verdad él los sabe pero se atreve a jugar, hoy me permitió minarlo.

Se parecen, sólo que en vos hay expandidas más compartidas y no hay esa seguridad infinita del para siempre mediocre_conformista.
Fui vos en algunos tiempos, pero no en todos los casos. Mis caídas provocaron que fuera algo que veo en vos, antes sólo era ingenua pero no inocente. La ‘r’ estuvo siempre rondando.

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