Vicio

miércoles, 25 de julio de 2007

El aparato hizo lo suyo
y él cayó en el sistema de nuevo.
Tras prolegómenos estéticos,
escuchaste el llanto de su garganta.

Era una batalla,
el campo inundaba de asco
mientras él se doblegaba
y te pedía que negaras el absoluto.

Accediste.
El pidió el acuerdo que necesitaba,
aceptaste,

viste en él destello de voluntad.

Se necesitaba cambio.

Creíste en los pactos medievales
en donde la palabra valía,
firmó el pagaré con un sello real,
disolviéndo su anillo en ese charco de sangre.

Mentiras, vos sabías de su tras pies,
olvidada, te acordaste en cuanto hizo mención.

No importa el hecho,
revalorizar el sentido
sólo te lastima.
Es que más de uno sabe que en varios cuenta la intención.

Maldita apoya cabeza que resulta ser la palabra,
uno cree descanzar entre sus dichos
y mientras tanto esas actrices te destripan los ojos.

Es un hecho, revestido.
Su andrajosa ropa
su hedor contaminante,
y una nueva cláusula.

No más,
no me importa pactar.
El leviatán puede mantenerse en pie sin mí.

Vos sos el monstruo y debés asumirte.

2 Espacio del Transeúnte:

rayennazareno dijo...

Me gustó lo que escribiste.

"El leviatán puede mantenerse en pie sin mí"

excelente línea.

saludos!

Anónimo dijo...

es dificil dejar de fumar... sí, a veces creo que puedo hacerlo pero después me digo: "¿pero si tengo ganas de hacerlo porque no hacerlo?", no importa en ese momento si está bien o mal, el vicio come los remordimientos instantáneos y luego los obstruye de nicotina...

 
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